Retazos de Tarde (Tonos Menores)

Eras un ángel en medio del verano naranja;
en medio de la callecita adoquinada,
sobre la que andabas de piedra en piedra,
como pasando un arroyo luego de desprenderte de las alas.
Tratabas de mantener un equilibrio preciosista
y dejabas que el mundo te viera irresistible vestida de flores.
Tu sonrisa (ese espectáculo brasilero!),
perpetua y escoltada por tus mejillas
y los paréntesis de sus hoyuelos.
Y las llamaradas esmeralda de tus ojos,
verdes y perturbadores como hojas de selva.

Así apareciste en mi vida;
entre libros viejos y de segunda de Editorial Progreso,
que el Librero vendía, a veces creo que solo para mi,
dejándome ojearlos a placer.
Y en mitad de un espectáculo de tango
con alguna versión de "La Cumparsita"
(por supuesto en Sol menor),
que se llevaba los aplausos de gente sin gracia
sentada en las mesas de la plaza.

Y yo, fingiendo en mi embeleso,
Intentando subvertir mi atención al libro que tenía entre manos,
pero volviendo a ti y abriendo la boca como aquel que ve un milagro.
Mirándote pasar entre cacharros antiguos y pajaritos de cerámica,
entre aquel caleidoscopio de artes, artesanías y rostros.
Con tu aire de natural belleza,
de saberte hermosa sin saberlo.
Con tu gracia dorada y terrenal
que te permitía flotar de puesto en puesto,
caminando a pesar de ser etérea...

Me disperso entre todos los recuerdos
que vienen a mi mente dulcificados.
Canción que se escucha una vez
y se recuerda para siempre,
pero no se puede tararear completa:
Los vendedores de cualquier cosa,
las palabras caminadas en latitudes diferentes,
los retazos reunidos de aquella tarde sempiterna y cálida
y sepia, que es el color de la nostalgia.
Y luego tú, preguntándole a mi cara, perpleja de tenerte tan cerca;
con un libro de poemas en la mano
y tu acento redondo y embriagador:
"Cuánto vale este?"...
Sonreí por tu confusión... Me fijé en el título y sonreí aún más.
"Es mio" atine a responderte...

Así apareciste en mi vida
en medio del verano naranja
como si fueras... un ángel (?).